Breve historia de los documentos de identidad

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Mientras el ser humano era un cazador nómada sin más fronteras que las migraciones de sus presas o su concepto de población mundial se limitaba a las tribus colindantes, los documentos de identidad no tenían mucho sentido. Sin embargo, la evolución cultural, los estados y evolución tecnológica (de aquella manera) provocó la aparición de los primeros “pasaportes”.

La Biblia hebrea registra que en torno al 450 a.C Nehemías, un emisario del rey Artajerjes I, pidió permiso para viajar a Judea. Como muestra de su beneplácito, el monarca le dio una carta “para los gobernadores más allá del río” donde solicitaba un paso seguro para él en su viaje por sus tierras.

En la Europa medieval, las autoridades locales expidieron documentos a los viajeros donde figuraba una lista de pueblos y ciudades por los que el titular podía pasar. Quizá de ahí su nombre: pasa – porte (puerta, de los muros de las ciudades). Estos no fueron necesarios para ir a los puertos de mar ya que se consideraban puntos de comercio abierto.

La invención del primer pasaporte como tal se atribuye al rey Enrique V de Inglaterra tras the Safe Conducts Act de 1414. El célebre escritor William Shakespeare recrea en su obra “La vida del rey Enrique V” la arenga que dio el monarca a sus tropas el día de San Crispín de 1415 con motivo de la batalla de Azincourt contra los franceses.

Que el que no tenga estómago para esta pelea,

Que parta; se redactará su pasaporte

Y se pondrán coronas para el viático en su bolsa:

No quisiéramos morir en compañía de un hombre

Que teme morir en nuestra compañía.

Fue otro combate, la Primera Guerra Mundial, la que dio una vuelta de tuerca en este ámbito. Los países europeos introdujeron requisitos de pasaporte frontera por razones de seguridad y para controlar la emigración de ciudadanos con habilidades útiles como potencial mano de obra. En 1920, la Sociedad de Naciones celebró en París una conferencia sobre pasaportes y billetes. Fruto de ella se redactaron las directrices que finalmente fueron desarrolladas en las conferencias de 1926 y 1927.

El caso de los documentos de identidad nacionales es diferente. En muchos países, los ciudadanos consideran la creación de un “carné de identidad” una invasión a sus libertades individuales y a su privacidad. Por tanto, naciones como Estados Unidos, Canadá, Gran Bretaña, Australia y Nueva Zelandia se inscriben en esta corriente, así como varios escandinavos apelan al respeto por la vida privada. Por tanto, cada gobierno utiliza otros documentos como de identidad. Por ejemplo: la licencia de conducir, la tarjeta de crédito, la carta naranja, el pasaporte, etc.

El DNI español

El Documento Nacional de Identidad (DNI) nació tras por Real Decreto del 2 de marzo de 1944 “con carácter nacional y eficiencia plena en la acreditación indubitativa de la personalidad individual”. El objetivo era identificar a los ciudadanos y mantener un control más eficaz sobre el censo. Sin embargo, la tradición de documentos de identidad en España se remonta a uno de los momentos de mayor emigración en nuestra historia: la colonización de América. Solo entre 1598 y 1621, cerca de 40.000 personas abandonaron España. Por este motivo, la monarquía estableció un control de las identidades de los ciudadanos.

Siglos después, Fernando VII creó las cédulas personales y cartas de seguridad en una España asolada por el bandolerismo. Eran documentos expedidos por ayuntamientos y diputaciones para todos aquellos que hacían gestiones oficiales donde se incluía nombre y ascendientes directos. En ocasiones, autorizaban a su titular a transitar por el interior del territorio español, pero sobre todo tenían carácter fiscal. El rey fundó la Policía General del Reino en 1824 otorgándole la potestad de crear padrones que incluyeran sexo, estado, profesión y naturaleza del vecindario. De ahí que aún a día de hoy la Policía Nacional mantenga la competencia sobre el DNI.

Francisco Franco fue el impulsor de actual DNI. Para su diseño, convocó un concurso público que ganó Aquilino Riusset Planchón, recibiendo un premio de 30. 000 pesetas de la época. Desde que firmó el Real Decreto en 1944 hasta ver el primer DNI en la calle pasaron siete años. Fue expedido en Valencia el 20 de marzo de 1951. El número 1 fue para el dictador, el 2 para Carmen Polo y el 3 para su hija. La Familia Real se reservó los números que van del 10 al 99. Desde entonces, el DNI ha sufrido varias evoluciones de diseño y seguridad en 1962, 1965, 1981, 1985, 1991, 1996, 2000, 2006 y 2015.

Fuente de la imagen: Policía Nacional.

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